domingo, 17 de febrero de 2008

CUENTO-POESÍA DE IUVENIS Tercera Parte por "Verdes sobre Grises"


¿Queréis conocer la razón por la que nuestra Librería se encuentra en Torrejón de Ardoz?. En este Cuento-Poesía puedes averiguarlo. La autora del Cuento "Verdes sobre Grises" os lo descubrirá con esta magnífica poesía.
Aquí tenéis la tercera y última página del Cuento-Poesía.

CUENTO-POESÍA DE IUVENIS Segunda Parte por "Verdes sobre Grises"


¿Queréis conocer la razón por la que nuestra Librería se encuentra en Torrejón de Ardoz?.
En este Cuento-Poesía puedes averiguarlo.
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Aquí tenéis la segunda página del Cuento-Poesía.

CUENTO-POESÍA DE IUVENIS Primera Parte por "Verdes sobre Grises"


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En este Cuento-Poesía puedes averiguarlo.

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Aquí tenéis la primera página del Cuento-Poesía.





































































































































































































































































LA PEONZA CHA,CHA,CHA por Teresa Sevilla




LA PEONZA CHA,CHA,CHA

En el País del Baile había una peonza pequeñita, pequeñita que era famosa porque baila­ba muy bien­. Era siem­pre la prota de todas las fiestas, se quedaba sola en medio de la pista rodando y rodando.

Sucedió un día que el hijo del gigante Pataflús la cogió para jugar con ella; pero como era tan grande la rompió sin querer hacién­dole muchísimo daño en sus puntitas.

Tuvieron que ir los camilleros rockeros a buscarla en ambulancia y se la llevaron al hospi­tal de peonzas para curar sus heridas.

Una vez allí don Cirujano Manitas la operó con cuidado porque estaba hecha un asco. ¿Qué os parece si oímos lo que don Ciru les comentaba a sus colegas mientras le hacía la intervención? ¿bien?, pues vamos allá:

- Don Ciru: La verdad es que va a ser difícil recomponerla, menudo estropicio ha hecho el gigante. Ya se sabe que es un poco brutote, sin embargo, yo no creía que lo fuese hasta el punto de juguetear con una cosa tan pequeña.

- Doctor Primero: Tienes razón pero hay que conseguir que vuelva a ser la misma de antes. Están todos los niños tristísimos; ni comen, ni duermen, ni siquiera bailotean. Es una epidemia generalizada.

- Don Ciru: ¡Qué me vas a contar a mí! si el otro día estuve en el hospital de danzantes desganados y había sobre todo chavalines.- Doctor Segundo: Fijaos, hasta mi mujer está desanimada. Ella que iba todos los días a la disco de La Niña Rumbera, hace un montón de tiempo que no asoma por allí sus narices. Han tenido que cerrar la sala porque ya no tenían clientes.

- Doctor Tercero: No me extraña, pues nuestra peoncita es la mejor danzarina del mundo. Y además ahora que estaba tan contenta porque por primera vez, participaba en el gran concurso de baile del país...

Por ahora dejemos que nuestros amigos continúen y vamos a contaros lo que tuvieron que hacerle a "Cha, Cha, Cha" para que quedase como nueva.

Le quitaron la puntita enferma con unas pincitas; luego lijaron la madera que estaba astillada, la bar­niza­ron y al final le colocaron una punta nueva de hierro para que no se rompiera nunca más.

La operación duró tres horas pero fue un rotundo éxito. Tuvo que estar dos semanas en el hospital para curarse totalmente, y al salir se fue directa a los ensayos de baile a prepararse para el concurso.

Cuando acabó su postoperatorio se encontró con la calle engalanada, una banda que tocaba y a la gente celebrando su recuperación.

Le dieron pasteles, caramelos, tartas...; toda clase de dulces. Nuestra amiga lo agradeció marcán­do­se un cha, cha, cha que era su especialidad, y con esto les demostró a sus paisanos que nada ni nadie impedirían que ella tomara parte en la competición.

Por fin llegó el día tan esperado por la peonza y se puso tan nerviosa que empezó a temblar desde la punta de arriba hasta la de abajo y, como era tan chiquitita, por poco se pega un trompazo contra la pared. Todo el pueblo la acompañó al lugar donde se celebraría el evento, para ver a su heroína mover el esqueleto y aplaudirla a rabiar; pues el público era el que decidía la suerte de los concursantes con sus palmoteos.

"Cha, Cha, Cha" era la sexta participante y no veía la hora de salir a escena, nunca se le había hecho tan larga una espera. Pero todo llega y el anunciador dijo su nombre por los altavoces y ella, disparada como un rayo, se plantó en medio de la pista. Escogió un cha, cha, cha que había compuesto su amigo Capirote, se trataba de una composición muy original, todavía más animado y marchoso que los conoci­dos hasta entonces.

La peoncita danzó tan requetebién que todo el mundo la ovacionó y como es de suponer ganó el certamen. Le dieron como premio una cajita donde ella pudiera estar cómoda y calentita mientras des­cansaba, ya que una peonza malvada le robó la suya porque la envidiaba; y creyó que arrebatándole el estuche se cogería un catarrazo de padre y muy señor mío, no pudiendo acudir al concurso y así habría ganado la canalla Malus­ca.

Después se hizo una gran fiesta en la que la estrella fue la ganadora. Todos querían sacarla a bailar, be­sarla, hablar con ella...
Fue el día más feliz de su vida.
Ya sabéis si alguna vez estáis desanimados danzad y enseguida os pondréis contentos.



LA PEONZA CHA, CHA, CHA





MAITE SEVILLA ESPINA